Sascha Plecic
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El 12 de mayo de 2023, el pionero del techno Dubfire, que normalmente actúa ante miles de personas, actuó ante 350 afortunados en Akasha Ibiza, y antes del concierto declaró: «Los clubes íntimos como éste son lo más importante. Me encanta pinchar para gente dedicada que pone tanto amor en cada detalle. Para un público que sólo está ahí por la música. Sobre todo hoy en día, cuando la música de baile se ha convertido en un negocio comercial. Clubes como Akasha te recuerdan de dónde vienes y por qué haces lo que haces».
Clubes como este templo cósmico que el legendario Sena abrió hace sólo dos años. Un lugar para almas libres, dice, un espacio (global) donde el tiempo no existe. Combina el tradicional ambiente hippie de Las Dalias con el siguiente nivel de una nueva dimensión universal.
Como DJ, el propio Sena forma parte de la escena techno. Es el movimiento con el que nos rebelamos a principios de los 90 contra la decadencia postindustrial y urbana, la frialdad emocional o el robotismo social con sus pseudonormas sociales, y abanderamos la diversidad, la tolerancia y el amor.
Puente de mando del Akasha: Jefe Akashtronauta Sena (izquierda), Director musical y jefe de programa Igor Marijuan (derecha)
Con maletas llenas de discos de vinilo, dos giradiscos MK2-Technics (Carl Cox con cuatro), Ortofon Concordes, preamplificador, amplificador medio y etapas de potencia en el amplificador, cajas Infinity y una comunidad de espíritus libres, pusimos en marcha la manifestación continua por el amor y la igualdad: la Raveolution. Todos los fines de semana, de viernes a domingo. Sin parar en numerosos casos. En naves industriales, al aire libre y, si hacía falta, delante de los edificios del Parlamento.
Dubfire afirma: «El techno sigue siendo un movimiento en desarrollo desde sus inicios. Todos intentamos seguir siendo significativos y estar a la altura. No siguiendo las tendencias, sino marcándolas, y sin dejar de evolucionar». Carl Cox dijo recientemente que la profesión de DJ se ridiculizaba en los 80, a lo que Dubfire añade: «Incluso en los 90, sobre todo la gente mayor, como los padres, por ejemplo, pensaban que eras una especie de cantante de bodas en los eventos cuando decías que eras DJ. No podían ubicarlo. Hoy tod@s quieren ser DJ.»
Lo que mientras tanto, con Sync, Tractor & Co., al menos técnicamente, ya no requiere ninguna habilidad, mientras que nosotros todavía jugábamos con discos de vinilo, lo que correspondía más al llamado «arte» – no cualquiera podía sumarse. «Así es, Sascha, hoy en día la técnica es la parte fácil – lo que se ha vuelto más importante es el conocimiento musical. Y ahí es donde se separa el trigo de la paja. Desgraciadamente, muchos jóvenes talentos quieren ser DJ por razones erróneas: piensan que así conseguirán los superasientos, todo ese rollo VIP, jets privados, etcétera. Ése es el camino equivocado de la motivación».
Ali Shirazinia, que se mudó de Teherán a Washington D.C. cuando tenía 7 años, sabe de lo que habla: «Estuve de gira por Australia con The Prodigy y conocí a Keith Flint, que no podía ser más simpático, pero aportó ese toque punk rock a la escena de los clubes». Flint representaba -como ningún otro- el lado revolucionario de nuestro movimiento, concuerdo con Dubfire. Yo mismo tuve la suerte de conocer a The Prodigy entre bastidores en 2006, cuando actué como acto apoyo en Suiza».
Dubfire continúa: «Exactamente. La energía entre la banda y su público era tan cruda e intensa. Lo que también me marcó fueron las giras con Aphex Twin y New Order, todos viajábamos juntos, estábamos juntos en el bar del hotel por las noches. Durante semanas. A veces tienes esos extraños momentos mágicos de felicidad de esos encuentros, y de alguna manera también hay una razón por la que estás ahí».
Probablemente porque comparte con ellos la pasión y la dedicación a la música, que fue crucial para su desarrollo personal: «A través de la música me sentí valorado por primera vez en mi vida y obtuve la validación que me faltaba cuando era niño, porque apenas hablaba inglés. Con la música podía expresarme, me entendían, me reafirmaban y me tomaban en serio».
Inicialmente en bandas y clubes locales de la zona de Washington D.C., se dio cuenta de los cambios en las producciones y, sobre todo, en las actuaciones en directo a mediados/finales de los 80, que pavimentaron el camino para el techno y el house underground de hoy: «Las herramientas electrónicas hicieron obsoletas las giras y los pactos con otros músicos en las bandas, y dieron al sonido una dosis extra de pegada. Los primeros en abrir este portal a la innovación fueron grupos de punk industrial como Nitzer Ebb o Front 242».
En 1990, Ali transformó su visión en realidad y fundó Deep Dish con Sharam Tayebi, uno de los dúos de producción y DJs más innovadores de la historia del techno. Ni siquiera quienes seguían calificando el techno de «música que no es de verdad» podían negar que la base de los temas de Deep Dish es una creación musical brillante. Les siguieron numerosos premios de prestigio, como un Grammy en 2001, y comenzó el triunfo mundial del techno y el house underground. La música electrificó e influyó a toda una generación, como las actuales estrellas de la marca Tale Of Us, Nicole Moudaber o Art Bat.
En la cima de su éxito, Deep Dish se separaron para relanzar sus carreras en solitario y desarrollarse personalmente. Dubfire cimentó sin fisuras y de forma imparable su reputación de visionario e innovador con temas como «RibCage (2007)», «Emissions (2007)», «Roadkill (2007)» o las icónicas remezclas de «Spastik (2007)» de Plastikman y «Grindhouse (2008)» de Radio Slave / Danton Eeprom – que son KULT – y Game Changer.
Su incansable trabajo de calidad le ha llevado decenas de veces por todo el mundo, a ser cabeza de cartel ante 50.000 personas. Desde principios de año, ha vuelto a girar por todo el mundo. Con «Evolv» (https://scitec.lnk.to/evolv – disponible en edición de vinilo de 5 discos), el álbum que Richie Hawtin nunca realizó.
Su, una vez más, inconfundible empuje, su ambición artística, su actitud punk’n’roll vestida de Kraftwerk y su dedicación en esta producción es lo que ha conectado a Dubfire con la base desde el principio de su carrera.
Tras hablar en profundidad sobre la escena musical y coincidir en que The Prodigy había cambiado nuestras vidas, los promotores del club llamaron a Dubfire al escenario del club. Donde una parte feliz de su base ibiçenca ya le esperaba ansiosa. Finalmente, Dubfire me dio un caluroso abrazo y me dijo de camino al escenario: «Disfruta de la música, colega.»
Lo hice – como todos los afortunados visitantes en cada segundo en cada centímetro cuadrado de esta parte única del espacio divino: Akasha. Gracias, universo.
Todos los créditos de las fotos: Pedro G. Capel y Akasha Club Ibiza
